Afloran los primeros casos de mujeres españolas enfermas de mesotelioma que deciden presentar batalla legal contra la industria cosmética. Esta variante de cáncer, mortal y difícil de tratar, afecta a las paredes de los pulmones o el peritoneo, y en la mayoría de los casos se detecta en hombres, de entre 50 y 70 años, que han trabajado en lugares con presencia de amianto, como la industria naviera, la construcción o la minería. Nada explicaba el repunte de diagnósticos de esta enfermedad en mujeres sin ningún tipo de conexión con estos oficios, hasta que surgieron los primeros estudios que confirmaban la presencia de asbestos en algunos cosméticos con bases de talco.En los últimos 15 años, el hallazgo ha provocado una cascada de reclamaciones en Estados Unidos y Reino Unido, donde las afectadas se cuentan por centenares. Son los ecos de una batalla legal que comienza a sonar en España, donde una mujer diagnosticada de mesotelioma ha conseguido una compensación de varios fabricantes cosméticos estadounidenses. La abogada que ha llevado el caso es Ana Romero, especialista en reclamaciones internacionales de daños. “Es la primera vez que una víctima española consigue ganar este tipo de reclamación en la jurisdicción estadounidense”, asegura la experta.La letrada, socia del bufete Astrom Legal, anima a otras enfermas de mesotelioma a estudiar si el talco ha estado presente en sus vidas. Los cosméticos bajo sospecha, explica, son aquellos que utilizan bases de talco. Pueden ser bronceadores, coloretes, sombras de ojos, base de maquillaje, rímel, lápices labiales o champú en seco. En la mesa de esta abogada hay otros cuatro expedientes de españolas enfermas que estudian reclamar. “Casi todas las grandes marcas utilizan talco en sus cosméticos”, explica, y en algunos —no todos— los niveles de amianto pueden estar pon encima de lo recomendable.La abogada no puede ahondar en detalles de las empresas implicadas ni de las víctimas, por las férreas cláusulas de confidencialidad que les obligan a firmar. Hay, no obstante, algunas consumidoras que han decidido alzar la voz. Cuando la británica Hannah Fletcher (entonces tenía 42 años y dos hijos) entró en la consulta de su médico en 2016 por molestias en el estómago, poco podía imaginar que sería diagnosticada de un cáncer mortal ligado al amianto. Una biopsia en su abdomen, ordenada por su abogado, afloró la presencia de las fibras venenosas adheridas a las paredes de sus órganos. La propia Fletcher cuenta en The Guardian que, cuando era niña, jugaba con los polvos de maquillaje de su madre.Decidió demandar. No en el Reino Unido, su país, sino en Estados Unidos, por recomendación de sus abogados. En concreto en Nueva York, donde fueron fabricados los cosméticos. Y en 2023, la Corte americana le dio la razón y le reconoció una suculenta indemnización —las cifras son confidenciales porque, de nuevo, las víctimas acceden a no dar detalles de los acuerdos como condición previa a la compensación económica; los fabricantes se cuidan así de mitigar el temido daño reputacional—. “Quería justicia y concienciar”, reivindicó.El de Fletcher no es el único rastro maligno del talco. En 2018, el ojo del huracán se situó en la estadounidense Johnson & Johnson (J&J), quien enfrentó una cascada de 54.000 demandas relacionadas con el uso de polvo de talco para bebés por sus posibles efectos cancerígenos. En 2019, la empresa anunció la retirada de productos con base de talco, si bien mantuvo que eran seguros. El año pasado, J&J comunicó que el 95% de las reclamaciones por mesotelioma estaban dando pie a acuerdos.Un patrón distintoEl abogado Brendan J. Tully, socio de la firma estadounidense Simon Greenstone Panatier, con oficina en Nueva York, ha representado a centenares de afectadas por cosméticos potencialmente cancerígenos en el mundo. La primera consumidora contaminada llegó a su despacho en 2010. “Sabíamos que nuestra clienta había estado expuesta, pero no encontrábamos ninguna conexión con un ambiente laboral tóxico”, cuenta en conversación telefónica. Entonces le preguntaron si recordaba algo en su vida doméstica que fuese polvoriento. “Contestó que utilizaba polvos de talco todos los días”.Detectaron un patrón distinto al perfil de obrero del mundo industrial. Recopilaron más casos, todas mujeres. Con el tiempo comenzaron a ganar las primeras indemnizaciones. Aunque se trata de un tipo de cáncer raro, los abogados aseguran que puede haber víctimas en cualquier país. Vivir en España no es un handicap para pleitear. “Como los productos fueron producidos en EE UU y exportados, muchas consumidoras fuera del país pueden reclamar. Las compensaciones son altas porque el calvario que atraviesan ellas y sus familias es horrible”, explica Tully.Pero ¿cómo probar que una mujer ha sido contaminada? El sistema de reclamación de daños en Estados Unidos favorece a las reclamantes, explican los expertos. Esta jurisdicción es más laxa que las cortes europeas a la hora de demostrar el nexo entre el cosmético y la enfermedad, por lo que forzar un acuerdo no es una quimera. El 95% de las reclamaciones acaban en acuerdo a favor del consumidor, según las estimaciones de los abogados. Tully calcula que en los juicios —es raro llegar a esta fase— la balanza se inclina en favor de la víctima en más de la mitad de los casos. “El testimonio obtenido de la propia víctima y/o de los miembros de la familia pueden ser suficientes para establecer el nexo causal”, explica la abogada Ana Romero.Evidencias científicasHace unos meses, la Organización Mundial de la Salud catalogó el talco como un producto “probablemente cancerígeno” para los humanos. En concreto, lo ubicó en el nivel 2, el segundo escalafón más alto dentro de su pirámide de peligros. En 2019, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos encontró fibras de crisotilo, un tipo de asbesto, en una muestra de un lote de producto de talco para bebés de J&J. A pesar del positivo, el organismo dejó claro que “no todo el talco contiene asbesto” y la mayoría de las muestras de los productos cosméticos que analizaron no lo contenían. El Sistema Español de Cosmetovigilancia, oficina dependiente del Ministerio de Sanidad, no tiene constancia de ningún caso de mesotelioma asociado al uso de cosméticos. Las mismas fuentes ministeriales confirman que, en 2018, retiraron del mercado tres cosméticos de la marca Claire’s que dieron positivo en amianto.

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