La Audiencia Provincial de Salamanca ha condenado a 25 años de cárcel a un abuelo que agredió sexualmente a sus nietas durante la infancia y la adolescencia de estas. El hombre, aprovechando la confianza familiar, las sometió a tocamientos desde que tenían entre ocho y nueve años hasta los 14 y 15. El condenado utilizaba excusas como que las víctimas, primas entre sí, tenían “un bulto en el pecho” y aprovechaba para manosearlas con afán sexual. Las chicas tardaron años en confesarlo por temor a romper la unidad familiar y cuando comenzaron a admitirlo la abuela les dijo “que cómo iba a hacerles eso el abuelo”. Ambas han sufrido estrés postraumático complejo grave; una de ellas, a causa de los trastornos, se hizo cortes en los brazos.El juez ha condenado al individuo con 12 años y medio de prisión por cada una de las nietas. Las primas nacieron en 2002 y en 2003, y entre 2011 y 2017 fueron víctimas de las recurrentes agresiones sexuales del agresor. Una de ellas solía pernoctar en el domicilio de los abuelos ―tanto los fines de semana como cuando iba a clases de hípica que el hombre le pagaba―. Según relató en el juicio y se consideró probado, cuando se sentaba en el regazo del adulto para ver la televisión, estando a solas con él, “le tocaba por la espalda, brazos y distintas partes del cuerpo, metiendo la mano por debajo de la camiseta hasta llegar a tocarle ambos pechos con la disculpa de que tenía un bulto en uno de ellos”. Esto sucedió en múltiples ocasiones para comprobar si crecía ese bulto. La entonces niña también narró cómo a menudo “el acusado también le metió la mano por debajo de su ropa interior, tocándole la zona genital, llegando a introducirle dos dedos en la vagina sin saber cómo reaccionar”. Los tocamientos cesaron cuando tenía 15 años.La otra prima también iba a esa casa los sábados y domingos e incluso residió con los abuelos unos meses porque su madre se mudó a Madrid. A ella, el condenado también la sentó en sus rodillas y “aprovechando las salidas de la abuela, le tocaba la espalda y por arriba, llegando a tocarle los pechos con la disculpa de comprobar si le había crecido el bulto, que al igual que su prima también tenía en uno de ellos, tocándole también la zona genital, llegando en alguna ocasión a introducirle los dedos en la vagina”. La chica relató que en alguna ocasión el agresor la miraba duchándose o que una vez “se tumbó con ella en la cama y acercándose se bajó el pantalón y el calzoncillo y le cogió la mano, poniéndosela sobre su pene, moviéndola de arriba abajo hasta que ella se lo apretó fuerte y el acusado salió de la caravana”. La declaración cuenta con referencias a “besos de tornillo” y que esta víctima se hizo cortes cuando el abuelo la agredía sexualmente. La menor trató de esconder las marcas con un tatuaje que tiene en el brazo.Las víctimas no informaron a sus parientes de los hechos por miedo a alterar el funcionamiento familiar, hasta que una de ellas acudió a una terapeuta, le relató lo sucedido y la profesional le recomendó que hablara con sus allegados. Sin embargo, en un primer contacto, la madre no se lo creyó y la abuela consideró increíble que su esposo pudiese mantener esas actitudes con las nietas. Un día, una le confesó a la otra esos tocamientos del abuelo y su prima le hizo saber que ella también los había sufrido. Entonces acudieron de nuevo a la madre de una de ellas y, cuando la mujer supo que ambas se referían a lo mismo, denunciaron. Los peritos psicológicos citados durante el juicio explicaron la normalidad de que las víctimas mantengan la relación con el agresor: debido a la relación emocional o por el miedo a romper la “unidad familiar”, como se apreció en este caso. Las dos víctimas sufren “estrés postraumático complejo grave” a raíz de estas agresiones, además de las autolesiones infligidas por una de ellas. El individuo, además de a los 25 años de privación de libertad, ha sido condenado a pagar una indemnización de 15.000 euros a cada una de sus nietas. Así, regresará a la cárcel, donde ya estuvo en 2023 en prisión provisional cuando fue denunciado; las víctimas en ese momento ya eran mayores de edad.El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

Condenado a 25 años de cárcel un abuelo que agredió sexualmente a sus nietas cuando eran niñas | Sociedad
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