La presentación en Madrid como novillero con caballos, máxime si el suceso se produce en la Feria de San Isidro, debe ser el sueño de cualquier veinteañero que se viste de luces. No es difícil imaginar cuántas duermevelas, cuánta preparación, cuántas dudas, también, y cuánto mimo acompañarán este momento trascendental en sus vidas.Hoy se han vestido de largo en la capital tres jóvenes amparados por triunfos en sus cortas carreras. Y lo han hecho con la dignidad propia de quien anhela el triunfo, y con el compromiso de la exigencia que impone Madrid, pero la realidad les ha impedido que su presentación en sociedad no haya sido todo lo vistosa que ellos habían imaginado en las largas noches de vigilia.Porque en este acontecimiento de los aspirantes a la gloria hay un protagonista que figura en lugar preeminente en la lista de invitados, pero puede fastidiar el protocolo, las intervenciones y el baile.Hoy, la fiesta de largo de estos tres chavales no ha sido brillante porque los novillos de Alcurrucén, feos de estampa, muy blandos, mansos y descastados, se han conjurado para romper cualquier atisbo de alegría.A pesar de ello, Aarón Palacio, novillero maño, ha paseado una oreja por sus buenas maneras, que las tiene, y la encendida pasión de muchos partidarios que agitaron pañuelos y gritaron hasta que el palco cedió a sus pretensiones cuando ya las mulillas arrastraban al quinto de la tarde.No se entiende el trofeo tras un aviso y dos descabellos, pero el novillero había demostrado que le adorna un buen concepto, y así lo enseñó en un quite por chicuelinas en el que abrió plaza, en el recibo a la verónica en su primero, y en la soltura y hondura con las que manejó la muleta. Ya había dejado buen sabor de boca en tandas cortas pero bien trazadas ante un novillo que soltaba la cara y no propició el lucimiento; pero se vino arriba en el quinto, al que recibió de rodillas con una larga cambiada en los medios; del mismo modo comenzó su faena con muletazos por alto que abrochó con un preciosista pase de la firma con la mano izquierda. Era el animal más noble y con gotas de calidad, lo que le permitió a Palacio gustarse en pinceladas por ambos lados, antes de terminar con dos tandas de ayudados por alto, trazados con gracia. La oreja la tenía ganada antes del aviso y los descabellos, pero el griterío de sus seguidores ablandó el pañuelo del presidente.Sergio Sánchez y Javier Zulueta tuvieron peor suerte. El primero, quizá con el lote más soso, dijo que tiene valor en unos ajustados estatuarios en su primero y en las bernadinas finales; todo lo demás careció de interés por el corto viaje y la nula clase de su oponente. Más descastado, si cabe, fue el cuarto, y el sueño de Sánchez, de escasa hondura torera, se desmoronó.Zulueta huele a torero. Se estrenó con un par de sentidos delantales y una media primorosa en un quite al segundo de la tarde, y airosas fueron las verónicas de recibo al tercero. Ese novillo, sobrero de Montealto, se dio un tremendo costalazo al poco de salir de chiqueros y el animal quedó conmocionado para el resto de su ya corta existencia. Manseó en el caballo y mostró cierta descoordinación en las patas, lo que hizo que hubiera protestas que el palco no atendió. La nobleza del novillo permitió a Zulueta dibujar un par de naturales, y detalles de buen gusto, sin que la faena pudiera alcanzar el vuelo deseado. Muy soso, parado y tan descastado como los demás fue el sexto, y los buenos deseos del novillero sevillano se desvanecieron con inusitada celeridad.En fin, una desvaída presentación en sociedad, pero es que lo puede pasar en la plaza de Las Ventas, y no en una sala de fiestas.Alcurrucén/Sánchez, Palacio, ZuluetaNovillos de Alcurrucén, -devueltos por inválidos segundo, sustituido por otra del mismo hierro, y tercero-, muy justos de presentación, mansos, nobles y descastados. Segundo sobrero, de Montealto, mejor presentado, cumplió en varas, noble y blando.
Sergio Sánchez: bajonazo _aviso_ (silencio); dos pinchazos (silencio).
Aarón Palacio: pinchazo y estocada _aviso_ (palmas); estocada _aviso_ y dos descabellos (oreja).
Javier Zulueta: media atravesada y trasera (silencio); estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas. 13 de mayo. Cuarto festejo (primera novillada) de la Feria de San Isidro. Más de tres cuartos de entrada (19.776 espectadores, según la empresa). 

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