Barry Diller, uno de los reyes de los medios de comunicación estadounidenses, presidente de IAC/InterActiveCorp y fundador de Fox Broadcasting Company, nació en San Francisco hace 83 años. La ciudad es conocida por su gran diversidad, tanto demográfica como cultural, y cuenta con una de las comunidades LGTBIQ+ más grandes y prominentes de Estados Unidos. Aun así, en su juventud eran otros tiempos. “Hoy en día, las identidades sexuales son mucho más fluidas y naturales, sin todos esos carriles rígidamente definidos del siglo pasado”, opina el magnate en un extracto de sus nuevas memorias, Who knew, que se publican el próximo 20 de mayo. Diller ha aprovechado su biografía para aclarar partes de su vida que han generado muchos rumores en el pasado. Entre ellos, su historia de amor con la mujer con la que lleva 24 años casado, la diseñadora Diane von Fürstenberg (Bruselas, 78 años), una relación tildada por muchos de simple tapadera. “He vivido décadas leyendo sobre Diane y yo: sobre que éramos mejores amigos en lugar de amantes. No éramos solo amigos. No somos solo amigos. Simplemente, fue una explosión de pasión que se prolongó durante años. Y sí, también me gustaban los chicos, pero eso no entraba en conflicto con mi amor por Diane”, zanja el multimillonario —se le estima una fortuna de 5.000 millones de dólares— en un el extracto de un capítulo publicado por New York Magazine.Diller y Von Fürstenberg se conocieron en 1974, cuando ella acababa de separarse del diseñador alemán Egon von Fürstenberg, en una cena de una amiga común a la que el magnate no quería asistir. “Me quedaré unos minutos, cumpliré con mi deber con Sue [la amiga común] y me iré”, dice que pensó. Pero su vida cambió para siempre en esa cena cuando se quedó a solas con la que ahora es su mujer. “Nos sentamos en un sofá, lejos del resto, y nos quedamos allí un buen rato. Había un resplandor a nuestro alrededor que desprendía chispas, descrito con precisión por los franceses como un coup de foudre. Sonrojado y completamente desconcertado, dije: ‘Tengo que irme’, y ella me acompañó hasta la puerta. Yo estaba funcionando sin cerebro, sin un pensamiento en mi cabeza, impulsado por puros impulsos primitivos. Estábamos en la puerta y le dije: ‘Quiero llamarte’, y ella dijo: ‘Quiero que lo hagas’. Mientras caminaba hacia el ascensor, supe que algo hasta entonces inimaginable estaba a punto de suceder”, recuerda.Más informaciónLo que era inimaginable hasta entonces para Diller era sentirse atraído por una mujer. “Ha habido muchos hombres en mi vida, pero solo ha habido una mujer, y no llegó hasta los 33 años”, reconoce al principio del capítulo. Es la primera vez que el empresario habla abiertamente de su sexualidad, algo que nunca ha escondido, pero tampoco ha predicado. “Podría haber salido del armario como otros, pero yo era de los muchos que en aquel entonces tenían demasiado miedo de hacerlo”, explica, y pasa a enumerar las normas que se autoimpuso antes de conocer a Diane: “Viviría con el silencio, pero no con hipocresía. Yo nunca posaría ni fingiría. No haría nada que pudiera hacer creer a nadie que estoy viviendo una vida heterosexual. No lo diría y no permitiría que me lo preguntaran. Viviría mi vida dentro de estas limitaciones y jamás haría nada que pudiera engañar a nadie. Nunca llevaría a un hombre como cita a un evento heterosexual (no es que hubiera muchos chicos a los que me tomara en serio llevarlos), pero tampoco llevaría a una mujer como tapadera”.Diane Von Fürstenberg y Barry Diller en Studio 54 en 1978. Robin Platzer (Getty Images)El empresario y la diseñadora pasaron su primera noche juntos en un apartamento cedido por Paramount, empresa que Diller presidía y dirigía en aquella época, una casa que Von Fürstenberg describió como “vacía” y “deshabitada”. “A la mañana siguiente, Diane bajó a la cocina, donde estaba mi mayordomo británico, Derek. Le dijo: ‘Señora, ¿puedo preguntarle? ¿Se acostó con el Sr. Diller anoche?’. Ella simplemente dijo: ‘Sí, lo hice”, rememora en el libro. El escepticismo del mayordomo es el mismo que tuvo su entorno cercano y no tan cercano: “La gente empezó a decir: ‘¿Eh? ¿Qué le pasa a esta persona? Creíamos que solo le gustaban los hombres”. Por eso este extracto de sus memorias se titula La verdad sobre nosotros, después de todos estos años. “Siempre he pensado que nunca se sabe realmente de las relaciones de los demás. Pero yo sí sé de la nuestra. Es la base de mi vida. Lo que piensan los demás a veces nos irrita, pero sobre todo nos divierte. Nosotros lo sabemos, nuestra familia lo sabe y nuestros amigos lo saben. El resto son tonterías”, escribe.Aquellos primeros apasionados encuentros —“gran parte de la especulación se calmó cuando quedó claro para todos que no podíamos quitarnos las manos de encima”— sucedieron poco tiempo después de que Von Fürstenberg se separara de su primer marido y padre de sus dos hijos, que también declaró públicamente su bisexuidad en 2000 durante el World Gay Pride de Roma. “Nunca antes había tenido una relación estable”, reconoce el empresario. Hasta que el actor Richard Gere se interpuso en su camino. “El primer capítulo de nuestro romance terminó en la época de Studio 54. El romance fugaz que [Von Fürstenberg] tuvo con Richard Gere y mi reacción exagerada encendieron la chispa que nos separaría. Él estaba rodando American Gigoló, y la idea de que esto ocurriera mientras trabajaba para mí en Paramount me hacía sentir demasiado tonto. Pasarían 10 años hasta que ella regresó a mi vida”, cuenta el magnate. En 2019, la diseñadora confirmó en un programa de televisión que había tenido una aventura con el actor de Pretty Woman. “Bueno, fue una mierda”, aseguró.Diane von Fürstenberg con su primer marido, Egon von Fürstenberg, en un evento en Nueva York en 1983.Thomas Iannaccone (Getty Images)El multimillonario describe la reconciliación con la diseñadora como mucho más pausada que el inicio del romance: “Ambos habíamos tenido relaciones con otros que no resistieron el paso del tiempo. Las suyas eran más profundas y completas, las mías eran en su mayoría superficiales e incompletas”. Pasaron otros 10 años hasta que se casaron por sorpresa en el Ayuntamiento de Nueva York. “Nos conocimos en 1974, nos separamos en 1981, nos reencontramos en 1991, nos casamos en 2001 y hemos pasado 50 años unidos en un amor único y completo”, resume el empresario. Las declaraciones de Diller han sorprendido a muchos, pero no a su mujer. “Hoy se abrió al mundo. Para mí, se abrió hace 50 años”, ha confesado este martes en una breve entrevista con The New York Times. “Ha sido reservado toda su vida, pero no conmigo. Así que no me resulta extraño”, confirma. Diller describe en el libro su romance como lleno de “amor romántico y profundo respeto, compañerismo y aventuras por el mundo”. Ella, que no califica el extracto como una “salida del armario”, sino más bien como si su marido “simplemente estuviera diciendo la verdad”, asegura que nunca han necesitado hablar de su relación, que les ha bastado con vivirla, pero también ha hecho una excepción: “Solo puedo decirles que Barry y yo hemos tenido una vida increíble, hemos estado enamorados durante 50 años. Hemos sido amantes, amigos, casados, de todo. Y, ¿saben?, para mí, el secreto para honrar la vida y el amor es no mentir nunca”.

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