El 3 de noviembre de 1943, Pau Casals, el gran violonchelista catalán, recibió en su casa de Prades, un pequeño pueblo del sur de Francia donde se había exiliado tras la Guerra Civil, la visita de un grupo de oficiales nazis que le transmitieron la invitación de Hitler para tocar en un homenaje en su honor. Casals, que entonces tenía 66 años y sufría de una fuerte depresión, declinó la inquietante invitación, sin que tuviera consecuencias negativas para él. Se desconoce lo que pasó aquella tarde durante la reunión con los nazis. Partiendo de este hecho real, Yolanda García Ramos y Juan Carlos Rubio entran en el territorio de la ficción y la imaginación para escribir Música para Hitler, que se representa en los Teatros del Canal de Madrid hasta el próximo 20 de abril y que dirige el propio Rubio. El actor Carlos Hipólito (Madrid, 69 años), gafas y chaqueta gorda de lana, encarna al músico, que falleció 30 años más tarde en Puerto Rico. En el montaje, que se desarrolla dentro de un hermoso círculo de madera que evoca el interior de un instrumento musical, intervienen también Kiti Manver, Cristóbal Suárez y Marta Velilla.Más informaciónPregunta. ¿Qué se descubre de un genio como Pau Casals?Respuesta. Sabía de su genialidad en la música, pero no tanto de su compromiso real con sus ideas y los derechos humanos. He descubierto a un tipo enormemente generoso. Quizás lo que más me ha sorprendido ha sido su permeabilidad al dolor de los demás, lo emocional que era. En una grabación musical de la suite número 1 de Bach para violonchelo se le oye sollozar mientras toca. Fue un hombre muy comprometido y permeable a todo lo que le rodeaba, lo que le provocó numerosas depresiones a lo largo de su vida.P. ¿La música puede ponernos a salvo de todo, como se apunta en la obra?R. No sé si a salvo, pero sin duda la música ayuda a superarlo todo. Tiene un poder evocador enorme que permite evadirnos con la imaginación, llevarnos a lugares insospechados y, probablemente, huir de la realidad muchas veces nos salva.P. ¿Fue Casals quien consiguió que Bach dejara de ser un símbolo del régimen supremacista de Hitler?R. Así es. Uno de los grandes logros de Casals fue conseguir que cada vez que se escuchaba una suite para violonchelo de Bach se escuchara un canto a la libertad y no a la supremacía alemana. Es muy sorprendente. Bach se convirtió, gracias a Casals, en un símbolo de libertad frente a los intentos del régimen nazi.P. Decir no a Hitler no fue una decisión fácil. ¿Cómo se lo explica?R. Claro que no. Y no solo por las consecuencias que se podían desencadenar en contra suyo, sino especialmente a su familia. Casals era un hombre de unas convicciones muy firmes y con una dignidad enorme.Carlos Hipólito y Kiti Mánver, durante el pase gráfico de ‘Música para Hitler’, el 2 de abril en los Teatros del Canal de Madrid.Blanca Millez (EFE)P. ¿Cómo plantar cara a la adversidad y el horror cuando viene del poder?R. En regímenes democráticos el arma más clara frente al horror que tenemos es el voto. Hay gente que dice que no va a votar porque todos los políticos son iguales y con esa decisión da paso a otra gente, fanáticos de sus ideas y muy alejados de lo que pensamos muchos, que sí van a votar y encuentran el campo abonado para su triunfo. En el caso de Pau Casals, su arma fue su música. Es verdad que esto no está al alcance de cualquiera, porque él era un genio de la música, una figura enormemente respetada.P. ¿Qué les diría a los que aseguran que todos los políticos son iguales?R. Que, por supuesto, no todos los políticos son iguales. Pero lo que pasa siempre es que la gente abusona, la gente de patio, los sinvergüenzas, hacen mucho más ruido que aquellos que están intentando hacer una labor social.P. Fue Casals un acérrimo defensor de la democracia en una época convulsa. ¿Es un ejemplo para seguir en momentos de tanta intolerancia como la actual?R. Absolutamente. Todo el horror ocurrido en los años cuarenta del siglo pasado, cuando transcurre la obra, se comenzó a sembrar veinte años antes. Ahora estamos también en los años veinte de este siglo y aparecen signos muy significativos, como la nostalgia de las dictaduras por parte de algunos, que es algo sorprendente. Cada vez hay menos pudor en mostrar nostalgia del franquismo o el nazismo en actos públicos. Es una situación aterradora.Carlos Hipólito encarna la figura de Pau Casals, célebre violonchelista y defensor de los derechos humanos, en ‘Música para Hitler’, en los Teatros del Canal.Claudio ÁlvarezP. Y el teatro, ¿debe de jugar alguna baza en este sentido?R. El teatro debe de intentar abrir las mentes de los espectadores. Estoy en contra del adoctrinamiento, porque es una falta de respeto con el público tan diferente y diverso que acude a los teatros. Lo que sí podemos hacer es contar historias que, como los buenos libros, les hagan reflexionar, pensar, volar con la imaginación a otras ideas. Somos una sociedad cada vez menos permeables a las ideas de los demás. No existe diálogo con aquellos que no piensan como nosotros y cuando se produce y se acepta mínimamente alguno de los postulados del otro se interpreta como una renuncia o fracaso. Es un error tremendo. Nos falta escucha.P. ¿Cómo luchar por la memoria y la verdad?R. Documentándose y cotejando los datos reales frente al aluvión impune de noticias falsas y los bulos. Me espanta que haya tanta gente joven en este país que diga que Franco fue estupendo. ¿A esta gente no se le cuenta la cantidad de sentencias de muerte que firmó Franco, como torturó y maltrató a la mitad de un país que no pensaba como él, como se machacó de una manera sistemática a la mitad de la población? Cómo después de un golpe de Estado y una victoria en la guerra se represalió durante cuarenta años a tanta gente. ¿Es que la gente joven no sabe esto? Ahora resulta que Franco construyó pantanos y llevó o a este país a la modernidad. Es insólito. Hay mucha desinformación y manipulación. España se quedó anclada en el pasado por la dictadura de Franco y todos sabemos lo que nos ha costado coger el ritmo de Europa y el mundo occidental. Esa es la verdad. Me asusta mucho que se tergiverse el pasado.P. Un grupo de profesionales del cine y el teatro han firmado un manifiesto en contra del rearme europeo. ¿Qué opina de ello?R. Estoy un poco confuso. Por un lado, no soy partidario de las armas, pero por otra parte entiendo que no podemos vivir en una especie de mundo utópico. Está claro que ahora la diplomacia con determinados líderes políticos mundiales no funciona para nada. No me gusta la palabra rearme, pero creo que tenemos que buscar una manera de protegernos, habida cuenta de que nuestro aliado [Estados Unidos] ha caído en una especie de locura y nos está abandonado y atacando.Carlos Hipólito el 2 de abril en los Teatros del Canal de Madrid.Claudio ÁlvarezP. Tiene 68 años y no deja de trabajar. Viene de hacer una larga gira con Burro y Josep K. ¿Es pura energía?R. El cuerpo me pide seguir trabajando y mientras sigan creyendo que puedo hacer este trabajo estaré encantado de recibir ofertas. No me veo fuera de los escenarios de momento.P. ¿No piensa en una vida más tranquila? ¿Le da miedo la jubilación?R. De hecho yo estoy jubilado, pero ahora con el Estatuto del Artista que tanto nos ha costado pelear y nos sigue costando, puedo compaginar la jubilación con el trabajo. La verdad es que no me veo en mi casa. El escenario me da oxígeno.P. ¿Se considera un actor fetiche, una garantía a la hora de atraer al público?R. No, para nada. He tenido la suerte de que los espectáculos que me ha tocado hacer han conectado con la gente. Puede ser que mi nombre suene a cierta garantía de que lo que van a ver en el teatro tiene calidad. Creo que tengo cierta habilidad a la hora de elegir proyectos y de saberme rodear de gente y de equipos muy buenos. Un actor o actriz puede atraer gente a la taquilla, pero si el espectáculo no gusta, a la misma velocidad que se ha llenado el teatro se vacía. Lo que realmente llena los teatros son los espectáculos que conectan.P. Se dice que es un actor al que la profesión respeta mucho. ¿Lo siente así?R. Noto respeto y cariño de los compañeros. Si eso es así de verdad, probablemente es el patrimonio más grande que puede tener un intérprete. He intentado hacer lo que me enseñaron mis padres, que es ponerme en el lugar de los demás y dejar siempre un buen recuerdo allá por donde pase.

Carlos Hipólito, actor: “Cada vez hay menos pudor en mostrar nostalgia del franquismo” | Cultura
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