En los sellos postales del franquismo aparecía una efigie del dictador con gesto de satisfacción. – ¿Sabes por qué la cara de Franco aparece tan satisfecha en los sellos?- Porque hasta los que le odian tienen que lamerle por detrás…Es uno de los chistes clandestinos que circulaban durante la dictadura y que, a pesar de las risas, se fundaban sobre asuntos muy graves, que no daban nada de risa: las torturas en la Dirección General de Seguridad, la persecución del colectivo LGTBIQ+, las sentencias de muerte, el fanatismo nacionalcatólico o la dureza del exilio. Más informaciónAlgunos libros recopilaron estos chistes, como Los chistes de Franco, de P. García (que fue colaborador de La codorniz), publicado en 1977, muerto el sátrapa y poco antes de la Ley de Amnistía y la entrada en vigor de la Constitución. Hace mucho menos tiempo ese libro cayó en manos del artista Eugenio Merino, quien, por cierto, en la feria artística ARCO de 2012 causó gran revuelo al meter una estatua realista de Franco en una nevera de Coca-Cola: Always Franco, se titulaba la pieza. Basándose en los chistes del libro, y con la colaboración del humorista Darío Adanti (miembro de la revista Mongolia) y la actriz Ana Alonso, pusieron en marcha el 20 de noviembre pasado, aniversario de la muerte del dictador, el espectáculo Chistes contra Franco, en el Teatro del Barrio de Madrid. Consideran estos chistes un “documento de resistencia antifascista”. El espectáculo ha sido incluido en el ciclo de eventos España en Libertad, organizado por el Gobierno para conmemorar los 50 años de la muerte del dictador y la posterior llegada de la democracia. Ahora sacan libro, producido por la revista satírica Mongolia, y un casete, como los que se vendían en las gasolineras. “El formato clásico de los chistes en los años 70 era el casete, así que tenía todo el sentido que lo grabásemos así”, dice Darío Adanti. El libro, al igual que la obra teatral, mezcla los chistes seleccionados con fragmentos de obras de historiadores (como Pedro Alcántara Pérez, Fernando Olmedo, Rebeca Quintans, Pedro Oliver Olmo o Paul Preston, entre otros) sobre los asuntos escabrosos que inspiraban ese humor. El pack también incluye un recortable de la obra Always Franco. Darío Adanti y Ana Alonso durante el ensayo general del espectáculo Chistes contra Franco en el Teatro del Barrio en Madrid, el 18 de noviembre de 2024.Jaime VillanuevaOtro chiste contaba que Franco y su mujer estaban en la cama, el Caudillo profundamente dormido. Entonces Carmen Polo, que yace inquieta, le da con el codo a su marido.- Anda, Paco, vamos a joder…Y Franco salta de la cama, corre a su despacho y se pone a firmar sentencias de muerte. “Nos parece muy importante difundir lo que fue la dictadura y contarlo con cifras reales. El hacerlo con chistes es una manera menos solemne, pero no por ello menos dramática”, dice Adanti, que tiene ganas de llevar el espectáculo por universidades e institutos, en vista del alto porcentaje de jóvenes, sobre todo varones, que se aproximan a posturas de ultraderecha y que dicen preferir un régimen autoritario. “Es importante difundir el horror y el terror que fue esa dictadura, a pesar de que tanto el PP como Vox, la blanquean continuamente como su hubiera sido una tontería”, dice el humorista. El balance de estos meses es “buenísimo”, según Adanti: “La gente se enrolla mogollón, hemos hecho sold out en casi todas las sesiones y hemos tenido público de todas las edades. Además, la gente mayor nos ha ido contando chistes que no figuraban en los libros que usamos y los hemos ido agregando al espectáculo”. El show ha ido girando por diferentes ciudades, como Granada, Murcia, próximamente Barcelona, entre otras, además de la cita el 20 de cada mes, día que murió Franco, en el Teatro del Barrio de Madrid, que en 2024 ganó el Premio Nacional de Teatro. La figura de Franco no desaparece de la actualidad española y hay quien preferiría enterrarla como cosa del pasado, sin desenterrar otras. “Hemos escuchado a Feijóo diciendo que Gaza es el nuevo Franco para la izquierda, frivolizando tanto con la masacre en Palestina como con la dictadura. Yo creo que una dictadura que duró 40 años, que mató tante gente, que tiene 120.000 cadáveres enterrados en las cunetas merece ser recordada todos los días”, concluye Adanti. Con el final de la dictadura, muerto Franco, los sellos pasaron a llevar la efigie del rey Juan Carlos I. Un hombre se dirigió entonces a una oficina de Correos. – Buen día, vengo a juancarlear esta carta. – ¿Cómo que a juancarlear? Querrá decir franquear. – Ya me parecía a mí que las cosas no iban a cambiar tanto como esperábamos…

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