Coral Regí estudió Biología, se hizo profesora, dirigió durante décadas la escuela concertada Virolai de Barcelona, ha formado parte de diversas instituciones, como el Consejo Escolar de Cataluña, y está considerada como una de las mayores expertas españolas en transformación educativa y reforma del profesorado. A los 68 años sigue implicada en numerosos proyectos en torno al mundo de la enseñanza, como Futurs de l’Educació o la Fundación Nueva Educación, de Chile, motivo por el cual la entrevista le coge asesorando colegios en este país latinoamericano, y responde por teléfono. Casi una de cada cuatro plazas de profesores de secundaria convocadas en España en junio quedó desierta. Pero más que ese porcentaje, a Regí le preocupa que el país no sea capaz de formar, seleccionar, y atraer a los perfiles más idóneos para ser educadores, que es como se define a sí misma.Pregunta. ¿En qué dirección deben cambiar las oposiciones?Respuesta. Deberíamos ser más exigentes en la selección. El acceso tiene que servir para que el docente demuestre tres cosas. Que tiene claro cómo es el perfil del alumno y el fin social de educación; que cuenta con recursos pedagógicos, porque su función es que los alumnos aprendan, no que él explique muy bien y, evidentemente, que conozca su materia. Y hemos de intentar que las personas que accedan a la función docente tengan claro que su perfil es de educador, no de profesor de una asignatura. Es un cambio de rol. Hay centros y profesores que tienen prácticas muy buenas para acoger y hacer un seguimiento de los alumnos, y están consiguiendo no tener fracaso escolar. Y eso debería ser lo habitual. P. ¿Cómo debería ser la incorporación del profesorado a los centros educativos?R. La mejor manera es con un sistema del estilo del programa Sensei que se ha probado en Cataluña, y que ahora ha quedado muy disminuido al acabarse la financiación europea con la que contaba. El programa localizó centros con buenas prácticas, con buenos profesionales, y puso a los profesores que acababan de ganar la oposición al lado de ellos durante un curso escolar, para que aprendieran en un modelo de inmersión. Claramente, debemos ir por ahí. Esa fase de prácticas, además, debería formar parte del proceso de selección del nuevo profesorado. P. ¿Quiere decir que la evaluación de esas prácticas sea decisiva para el acceso y no más bien un trámite, como ahora?R. Sí. Muchas veces los mismos educadores, los profesores que estamos en los centros, hacemos un magro servicio a nuestra profesión. Y eso empieza con los alumnos que hacen prácticas de magisterio en los centros de Infantil y Primaria. Tenemos un buenismo de decir: ‘Pobrecito, venga, va’. Y se aprueban las prácticas de la carrera a personas que no tienen el perfil de educador. Los profesionales tendríamos que ser muy exigentes en eso, porque son personas que van a estar educando a niños y niñas. P. También considera necesario cambiar la formación que reciben en la universidad. ¿En qué sentido?R. Lo primero es aumentar los niveles de exigencia para el acceso a Magisterio, incluyendo los exámenes para entrar como los que existen en Baleares y Cataluña, porque necesitamos los mejores maestros. Muchas veces los problemas que surgen en Secundaria derivan de una mala praxis, aunque se haya hecho con buena voluntad, en Infantil y Primaria. Respecto al profesorado de secundaria, yo creo que de una vez por todas debemos ir a algo más parecido a una carrera de educador que a una especialización posterior. Debemos ir a una formación más específica de profesional. P. ¿Se refiere a una carrera universitaria específica de profesorado de Secundaria? R. Sí, como la hay en muchos países. Hoy, la complejidad de nuestras aulas, y no digo que sea negativa, porque es positiva y una fuente de oportunidades, y el hecho de que todos y cada uno de los alumnos que tenemos en la clase merecen y necesitan lo mejor, requiere que tengamos unos profesionales que realmente funcionen.P. Para atraer a los mejores perfiles, usted también considera necesario implantar una carrera profesional que implique mejoras salariales basadas en evaluaciones periódicas.R. Hoy, el sueldo de un profesor cuando se incorpora a la carrera docente es bueno. El problema es que no hay un seguimiento de ese profesor a lo largo de los años que permita que vaya aumentando. Los sistemas que hay ahora, basados por ejemplo en la realización de cursos de formación, son un trámite. Ir a una carrera docente que efectivamente priorizara las buenas prácticas, con una evaluación real y coherente, vinculada al proyecto de centro, nos ayudaría mucho a tener buenos profesionales.

Coral Regí, educadora: “Tenemos que ser más exigentes en la selección del profesorado” | Educación
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