El ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, dijo este martes que no aún no está definido el monto del recate que su país recibirá del Fondo Monetario Internacional (FMI), dos semanas después de haber afirmado exactamente lo contrario. La inminencia de un acuerdo pierde fuelle y los mercados están inquietos. Tras la declaración de Caputo, subió el riesgo país argentino a su nivel más alto desde noviembre del año pasado y también las cotizaciones de los dólares financieros. Los inversores confían en que la ayuda del FMI permita al Gobierno de Javier Milei eliminar las restricciones cambiarias, el llamado cepo, pero esperan definiciones sobre una eventual devaluación del peso. Caputo descartó de plano esa posibilidad, que tendría un efecto devastador en la guerra de la Casa Rosada sobre la inflación. “Ordenamos la macro para que cuando liberemos el cepo no haya ningún salto devaluatorio. El Fondo no pide nada de eso”, dijo el ministro.El 7 de marzo pasado, Caputo había dicho que ya estaba “definido el programa y el monto” el acuerdo con el FMI, que el staff estaba a favor de lo pactado y que solo faltaba la aprobación del directorio, “que es en definitiva quien pone la firma”. Una semana antes, en la apertura de sesiones del Congreso, Milei anunció que enviaría para su tratamiento legislativo el acuerdo con el Fondo, como exige una ley aprobada en 2022. Finalmente, todo se limitó a la firma de un decreto que autorizaba al presidente a negociar son el FMI, sin detalle alguno sobre el estado de las conversaciones. Según el decreto de Milei, el FMI otorgará a Argentina nuevos créditos con un plazo de amortización de diez años y un período de gracia adicional de cuatro años y seis meses.Ante la demora, Caputo debió salir a tranquilizar a los mercados, quitándole dramatismo a la situación: “El Fondo pide ciertas condiciones, que esencialmente son un orden fiscal y un orden monetario. Te da tiempo para que se llegue, por ejemplo, a un equilibrio fiscal primario. Te da plata para que vos puedas seguir con tus operaciones”. El problema del Gobierno es que el reloj avanza y con ello aumenta la presión sobre el peso, pese a los esfuerzos oficiales por controlar el gasto público y la emisión. El Gobierno necesita al menos 10.000 millones de dólares frescos para fortalecer las reservas del Banco Central, que siguen en números negativos tras un año de ajuste fiscal. Mientras tanto, crecen los cuestionamientos sobre la decisión de mantener sobre valuada la moneda nacional como ancla de la inflación.La falta de definiciones afectó, finalmente, los indicadores económicos. Este martes, el dólar blue, que no está controlado por el Estado, subió hasta los 1.285 pesos, un 2,4% más que el lunes. La cotización de los dólares financieros, aquellos a los que tienen acceso las empresas y los pequeños ahorristas, subieron entre un 3,2% y un 2,5%. La brecha cambiaria entre el dólar oficial y los libres trepó hasta el 20%. El riesgo país argentino, que mide el diferencial que paga por su deuda por sobre los títulos de Estados Unidos, subió hasta los 785 puntos, un 4,5% más que el lunes. Tampoco le ha ido bien a las acciones de las empresas argentinas que cotizan en Nueva York, con caídas de hasta 5%.Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.

Shares: