Poco después de nacer, a K.J. le diagnosticaron una enfermedad rarísima y muy grave. Sus padres escucharon que tenía deficiencia de carbamoil-fosfato sintetasa (CPS1), un problema que afecta a una de cada 1.300.000 personas. La carencia trastoca el ciclo de la urea, un proceso corporal que elimina el exceso de amoníaco que se produce cuando procesamos proteínas. Normalmente, nuestro cuerpo convierte el amoniaco en urea, que expulsamos al orinar, pero a K.J. le faltaba una enzima en el hígado necesaria para esa conversión. Cuando el amoniaco se acumula, puede causar crisis con daños neurológicos irreversibles y, en un 50% de los pequeños, la muerte. En algunos casos, es posible tratar la enfermedad con un trasplante de hígado, pero muchas veces los bebés son demasiado pequeños o ya han sufrido daños antes de la cirugía. K.J. tuvo mala suerte al nacer, pero después la tuvo buena. Tras pasar los primeros seis meses de su vida en el hospital, sometido a una dieta restrictiva para evitar la intoxicación por amoniaco, en febrero de este año recibió la primera dosis de una terapia que le ha cambiado la vida. Un equipo del Hospital de Niños de Filadelfia creó una terapia génica personalizada de forma urgente, en solo seis meses desde el diagnóstico hasta la aprobación regulatoria para uso compasivo y su aplicación. La medicina modificó de forma precisa el ADN de K.J. para corregir la mutación que le hacía enfermar. Unos meses más tarde, el bebé está sano y en su casa, y los resultados de este éxito se acaban de presentar en Nueva Orleans (EE UU), en la reunión anual de la Sociedad Americana de Terapia Génica y Celular, y se han publicado hoy jueves en la revista The New England Journal of Medicine. Más informaciónPara reparar los genes que no funcionaban bien, los investigadores utilizaron la tecnología CRISPR, que permite cortar y pegar ADN de forma precisa, y, concretamente, una versión que hace posible editar las bases químicas que componen las letras del libro de instrucciones de la vida. Con este sistema de edición pudieron corregir errores de una sola letra (una base) sin cortar completamente el ADN, y pudieron crear una terapia a medida para el bebé. El tratamiento se administró directamente en el cuerpo de K.J. para que actuase sobre las células del hígado, hasta donde pudo llegar gracias a unas diminutas cápsulas de grasa. Estas nanopartículas de grasa mostraron su eficacia para introducir medicinas innovadoras en el organismo con las vacunas de ARN mensajero para el covid y han hecho posibles tratamientos que antes fracasaban por falta de medio de transporte. El bebé recibió dos infusiones del tratamiento, a los 7 y 8 meses de edad, y los resultados, en opinión de los médicos, son alentadores después de siete semanas de seguimiento, aunque reconocen que aún es poco tiempo. Gracias a la terapia, K.J. pudo aumentar la cantidad de proteína que comía y reducir la medicación que necesitaba para eliminar nitrógeno y mantener bajos los niveles de amoniaco.El estudio muestra que es posible desarrollar y aplicar rápidamente este tipo de terapias de edición genética personalizada para salvar la vida a afectados por estas enfermedades extremadamente raras y con variantes únicas. Los autores creen que este enfoque podría servir para corregir cientos de errores genéticos innatos que afectan al hígado y provocan problemas metabólicos, pero por ahora solo se ha logrado el éxito con un bebé. En declaraciones a SMC España, Marc Güell, coordinador del grupo de investigación en Biología Sintética Traslacional y profesor en la Universidad Pompeu Fabra (UPF), afirma que se trata “de una grandísima demostración”, pero advierte que “esta corrección se ha realizado en el hígado; otros tejidos son mucho más difíciles de editar génicamente, por ahora”.Rebecca Ahrens-Nicklas y Kiran Musunuru, responsables del tratamientoCHLOE DAWSON“Años y años de avances en la edición genética y de colaboración entre investigadores y médicos hicieron posible este momento, y aunque K.J. es solo un paciente, esperamos que sea el primero de muchos en beneficiarse de una metodología que puede adaptarse a las necesidades individuales de cada paciente”, ha dicho Rebecca Ahrens-Nicklas, directora del Programa Frontier de Terapia Génica para Trastornos Metabólicos Heredados (GTIMD) en el Hospital Infantil de Filadelfia y corresponsable del tratamiento.Hasta ahora, las herramientas de edición genética como el CRISPR se habían utilizado para tratar enfermedades más comunes que afectan a decenas o cientos de miles de pacientes, como las dos enfermedades para las que actualmente existen terapias aprobadas por los reguladores europeo y estadounidense, la anemia de células falciformes y la beta talasemia. Sin embargo, los tratamientos de edición genética personalizados benefician a pocos de los pacientes que sufren las dolencias raras entre las raras, aunque en su conjunto afectan a millones de personas en todo el mundo. Los resultados presentados hoy, aunque son solo un primer paso y se deberán afrontar problemas técnicos o de coste, ofrece esperanza para esas personas. Una esperanza cumplida para Kyle Muldoon, el padre de K.J., que mostraba su alegría en un comunicado del hospital: “Hemos estado completamente inmersos en esto desde que el niño nació, y todo nuestro mundo ha girado en torno a este pequeño y su estancia en el hospital. Estamos muy emocionados de poder, por fin, estar juntos en casa para que K.J. pueda estar con sus hermanos, y nosotros podamos, por fin, respirar tranquilos.”

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