Solo dos toros procedían del hierro de San Pelayo, pero los seis salieron al ruedo de Las Ventas con la vitola de santidad; benditos animales nacidos para una extraordinaria exhibición de bondad infinita, colaboradores generosos para el lucimiento de caballos y caballeros con el mínimo riesgo.Así han sido los toros de El Capea, bonancibles, nobilísimos, de muy templada embestida, con los que los tres rejoneadores han podido entrenarse ante un público festivo, nada exigente y dispuesto a la diversión ante el mínimo adorno de cualquiera de los actuantes.Claro que estos toros, santos para la eternidad brava, carecen del nervio suficiente que genera la emoción, de modo que el festejo resultó más o menos lucido y simpático, pero carente de la pasión inherente al toreo.Pero esto no es nuevo. Hace años que el rejoneo optó por varias ganaderías que crían con cuidadoso mimo animales que no molesten y colaboren al triunfo con demasiada exigencia.A pesar de todo, lo que son las cosas, la plaza de Las Ventas ha registrado hoy un lleno de ‘no hay billetes’, lo que significa, sin duda, que el interés del público está centrado en la doma de los caballos y en la destreza de las damas y caballeros, y le importa poco la casta o la fiereza de los toros.Pues la santidad de los toros redujo el riesgo, pero no facilitó el triunfalismo esperado. Ninguna de las tres orejas fueron merecidas, lo que quiere decir que la actuación de los integrantes del cartel no alcanzó el nivel de calidad exigible para pasear un trofeo merecido en Madrid, pero la insistencia de los pañuelos y la generosidad del palco dieron un caricatura de lustre a una tarde plana.Quede constancia, no obstante, que Fernandes, Ventura y Vicens templaron con dulzura y eficacia la medida embestida de los toros; todos persiguieron al galope a los caballos, pero con mucho cuidado para no hacerles daño, y la festivas reacciones de los tendidos evidenciaban que lo estaban pasando de lujo.Rui Fernandes protagonizó un lucido tercio de banderillas en el primero, y no concitó la misma atención ante el cuarto, pero su caballo Mistral dibujó un par de piruetas (vuelta completa sobre sí mismo a la salida del encuentro con el toro) tras un par de banderillas, y aquello fue definitivo. Tanto es así que paseó una oreja a pesar de un rejonazo final trasero y contrario que aceleró la muerte del animal. El caballero estaba loco de alegría cuando vio aparecer el pañuelo en el palco; ni él mismo se lo creía.Ventura hizo la heroicidad de torear después del percance que vivió el pasado domingo en Montijo, donde sufrió un fuerte traumatismo en el pie izquierdo y la fractura de cuatro huesos metatarsianos que requerían una intervención quirúrgica que el toreo ha retrasado para cumplir su compromiso en San Isidro. Su primero fue el más bendito de todos, y Ventura estuvo bien, como es normal en él, y solo pudo destacar en un par de banderillas a dos manos con el caballo Bronce sin cabezada. El quinto tampoco planteó problema, y Ventura hizo debutar a Quitasueño, con el que enardeció a los tendidos con dos quiebros en la misma cara del toro que rayaron la perfección. Mató de un rejón trasero y necesitó de tres golpes de verduguillo desde lo alto del caballo.Y Lea Vicens tampoco protagonizó una actuación brillante. Dicho queda que templó bien, pero clavó siempre a la grupa, falló en la colocación de algunas banderillas, y tuvo la mala suerte de que sus toros se acularan al final en tablas, lo que dificultó sobremanera la colocación del rejón de muerte. Tal circunstancia no fue obstáculo para que le concedieran una oreja, cuando ya el sexto -que fue el más encastado de la corrida- iba camino del desolladero, a pesar de un feo pinchazo hondo.Honor y gloria para los seis toros de El Capea, que ya disfrutan del cielo de los toros bravos. Amén.El Capea/Fernandes, Ventura, VicensCuatro toros despuntados para rejoneo de El Capea y dos de San Pelayo, primero y tercero, correctos de presentación, nobilísimos y muy colaboradores.
Rui Fernandes: bajonazo trasero (ovación); rejón muy trasero y contrario (oreja).
Diego Ventura: pinchazo y rejón trasero (ovación); rejón trasero y tres descabellos desde el caballo (oreja).
Lea Vicens: pinchazo, rejón muy trasero _aviso_ y cuatro descabellos (silencio); pinchazo hondo (oreja).
Plaza de Las Ventas. 17 de mayo. Octava corrida de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).

Feria de San Isidro: Toros benditos para el rejoneo | Cultura
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