Steam, la mayor plataforma de distribución de videojuegos del mundo, ha retirado de su catálogo el título No Mercy. El juego, descrito por sus propios desarrolladores como un simulador de “sexo no consentido”, permitía a los jugadores encarnar a un hombre que es “la peor pesadilla de las mujeres” y que “nunca acepta un no por respuesta”. Contenía escenas explícitas de violencia, violación e incesto.La retirada del juego comenzó en el Reino Unido, al que siguieron Australia, donde también fue denunciado, y Canadá. Al acceder desde España se puede ver la carátula, la descripción y algunas imágenes del videojuego, pero aparece la siguiente leyenda: “No Mercy ya no está disponible en la tienda de Steam”. Aunque Steam no ha emitido, por ahora, un comunicado oficial sobre su decisión.Su descripción es la siguiente: “Después de pillar a tu propia madre traicionando a tu padre, descubres la naturaleza de las mujeres, especialmente la suya. No es una ama de casa corriente: está escondiendo un oscuro secreto que la persigue desde hace años. Ahora es tu turno para descubrirla, chantajearla, exponerla y reconstruir tu familia en tus propios términos. Poseerla. Tu objetivo es simple: no dejar ningún coño sin follar, porque eso es lo que todas quieren”.La ministra del Interior británica, Yvette Cooper, ha calificado el contenido del videojuego como “repugnante” y contrario a las leyes actuales del país, según recoge la emisora de radio LBC, que ha hecho una campaña informativa contra el contenido del videojuego. Cooper ha subrayado que el material ya es ilegal en virtud de la legislación vigente, y ha señalado que el Gobierno está reforzando su estrategia contra este tipo de contenidos con la nueva Ley de Seguridad en Línea, que exigirá a todas las plataformas tecnológicas mecanismos más estrictos para la detección y eliminación de material dañino.El caso ha generado una ola de críticas desde distintos sectores. Farah Naz, activista contra la violencia de género y tía de Zara Aleena —una joven asesinada tras ser agredida sexualmente en Londres en 2022—, ha lamentado la lentitud con la que se ha actuado y ha advertido sobre la conexión entre los discursos de odio y violencia sexual en entornos digitales y los delitos reales. “Estos contenidos perpetúan una cultura de misoginia que puede tener consecuencias trágicas fuera de la pantalla”, recoge LBC.En España, como en muchos otros países, sobre todo europeos, el foco lleva ya un tiempo puesto sobre la violencia sexual que llega a través de los canales digitales, entre ellos, los videojuegos y en múltiples formas: desde anuncios sobre prostitución que aparecen sin haber sido demandados, groomers ―adultos que falsifican su identidad para embaucar a menores―, acosadores dentro de los chats habilitados dentro de las interfaces, o, minoritariamente, pero como en este caso, juegos con premisas directamente relacionadas con la violencia.

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