Las campanas doblaron acompasadas la tarde de este lunes en todas las iglesias de México. Cien campanadas fúnebres demostraron en la Catedral de Ciudad de México el dolor del catolicismo mexicano ante la muerte del papa Francisco, tras una misa en su memoria. En ella participó la jerarquía de la Iglesia, que cuenta con dos cardenales aptos para participar en el cónclave que en unos días se realizará en el Vaticano para elegir al nuevo pontífice. Se trata de José Francisco Robles y Carlos Aguiar Retes, quienes aunque pueden ser electos, tienen pocas posibilidades, según expertos en religión, que advierten de un giro “reaccionario” en el liderazgo de la fe católica y temen que se escoja a un Papa conservador.La elección de Francisco fue sorpresiva porque no se esperaba a un pontífice procedente del sur global, latinoamericano, hispanohablante y jesuita. El Papa, que algunos consideran progresista, logró que se discutieran en el seno de la Iglesia temas como la participación de la mujer, la apertura a los homosexuales, la misericordia frente dolor de los migrantes o el cambio climático, aunque más bien tuvo intentos tímidos de reforma. Y también levantó ampollas en los círculos más conservadores del catolicismo por sus opiniones y su acercamiento a figuras políticas de izquierda. En un mundo con liderazgos ultras y el resurgimiento de una ola reaccionaria, expertos consultados para este reportaje estiman que hay pocas probabilidades de que un cardenal latinoamericano, y en específico mexicano, pueda acceder al trono de San Pedro, a pesar de que esta región cuenta con millones de fieles. “Los italianos, sobre todo y, en general, los europeos, ya no quieren que haya un papa extranjero”, afirma Patricia Galeana, historiadora y experta en religiones de la UNAM. “Hay un fuerte eurocentrismo en la jerarquía de la Iglesia, como en muchas otras organizaciones internacionales. Después de haber tenido a un polaco, a un alemán y a un argentino, el primer latinoamericano, los europeos, y concretamente los italianos, esperan un cambio. Sobre todo esa parte de la curia que hizo que Bergoglio no siguiera adelante con sus reformas”, explica.Carlos Aguiar Retes en la Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México, el 21 de marzo de 2025. Sáshenka Gutiérrez (EFE)Aguiar Retes nació en Tepic, Nayarit en 1950. El cardenal de 74 años es una voz muy influyente dentro de la Iglesia y preside la Arquidiócesis Primada de México, que ejerce su jurisdicción sobre millones de fieles de la capital mexicana. El religioso ha tenido un rápido ascenso en las filas de la Iglesia y mantuvo una cercana relación con Francisco, con quien comparte su visión sobre la necesidad de una renovación de la institución, la apertura y el compromiso con los más afligidos, aquel mandato de Bergoglio de que los sacerdotes deben “oler a ovejas”. Aguiar Retes fue ordenado sacerdote en 1973 y cuenta con una larga trayectoria académica, que lo hace ver como un intelectual, aunque a lo largo de su gestión ha dado un fuerte impulso a la pastoral con tinte más social y la apertura. Fue en 2017 cuando Francisco lo nombró Arzobispo de la Ciudad de México para suceder al controvertido cardenal Norberto Rivera Carrera, el otrora todopoderoso hombre de la Iglesia mexicana señalado de proteger la pederastia clerical. Él defendió públicamente a Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, un depredador sexual con relaciones estables con mujeres, hijos secretos y que hacía uso de drogas y que gozó de la protección del Vaticano durante 50 años.Aguiar se ha abierto al diálogo con los principales actores políticos de México, ha centrado los esfuerzos del clérigo en los problemas que afectan a sus feligreses, como la violencia brutal que desangra al país o la pobreza que aflige a millones de ciudadanos. Reacio a las cámaras, voceros de la Arquidiócesis Primada de México afirmaron que el cardenal no da entrevistas y no reaccionará sobre su participación en el cónclave. Aguiar ha mostrado seguir la línea planteada por Bergoglio, aunque sus esfuerzos de reforma se toparon con el muro conservador del clérigo. “Había esperanza en los miembros de la Iglesia, sobre todo aquí en México, de que Bergoglio hubiera llegado más allá, pero no lo pudo hacer por la resistencia que hubo entre los propios miembros de la Iglesia, la jerarquía eclesiástica. Creo que ahora puede haber una reacción, no solamente de oposición a temas como el de la mujer o de la comunidad LGBT, sino a reformas como las que se plantearon desde el Concilio Vaticano II, que fueron las líneas que siguió Bergoglio, de una apertura de la Iglesia, preocupación por los pobres, porque la Iglesia Católica tardó en cobrar conciencia de los problemas sociales”, explica Galeana.El cardenal Robles también ha mantenido un bajo perfil, aunque ha seguido el camino de Bergoglio sobre la dignidad humana frente a la violencia que carcome a su país. Es doctor en Teología y fue ordenado sacerdote en 1976. El papa Juan Pablo II lo nombró arzobispo de Monterrey en 2003 y en 2012 fue designado arzobispo de Guadalajara, la diócesis más grande de México, pero también una de las más conservadoras. “No es posible acostumbrarnos a la violencia”, ha afirmado desde el púlpito este defensor de una Iglesia más cercana al pueblo, pero que no rompe con los dictámenes del Vaticano. “México atraviesa una crisis nacional”, ha alertado. “Forma parte de esta gran corriente moderada, tranquila, que no le gustan los protagonismos. Él es más bien discreto en su quehacer”, asegura Roberto Blancarte, investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex).José Robles, en Guadalajara, Jalisco. Blancarte, al igual que Galeana, no cree que alguno de estos sacerdotes tenga posibilidades de convertirse en Papa. “No los veo ni con mayores aspiraciones ni con mayores alcances, digamos, en términos doctrinales o ideológicos”, dice. Ambos cardenales, agrega, mantendrán las líneas que se dibujen desde Roma, porque la Iglesia mexicana ha perdido la influencia que alguna vez tuvo en los pasillos vaticanos. “Están en arzobispados muy importantes, son sedes cardenalicias. No digo que no hayan tenido un buen papel, yo creo que sí, pero más bien discreto. Y por eso mismo me parecería improbable que se destaquen en un cónclave”, afirma. Otro tema que ambos expertos destacan es el giro derechista y conservador que enfrenta el mundo. Blancarte señala que a la Iglesia le cuesta lograr un consenso para alcanzar acuerdos en temas mínimos de reformas, mientras que el nuevo orden internacional puede inclinar la balanza a favor de cardenales más conservadores.“La situación geopolítica internacional, en la que vemos cómo hay un neo conservadorismo que está avanzando en el mundo, puede influir. Tenemos en Argentina a un Javier Milei y en Estados Unidos a un señor como Donald Trump. Es evidente que todos los políticos querrán influir en este proceso y en ese sentido sería difícil que los cardenales progresistas que han sonado, como Luis Antonio Tagle, de Filipinas, o como el propio cardenal de Bolonia, Matteo Zuppi, que es también un progresista y seguidor de la línea de Francisco, llegaran”, dice Galeana. “A mí, aunque soy atea, me gustaría muchísimo que llegara uno de ellos, pero lo veo difícil dado el panorama internacional”, confía. Por el momento, según los analistas, queda muy lejos un giro sorpresivo en el resultado del próximo cónclave, uno similar al narrado en la celebrada película británica del mismo nombre, que tras una intensa trama de conspiraciones, sentó en el trono de San Pedro a un cardenal mexicano.

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