Los médicos, sobre todo los de familia, están muy cotizados en España: el Ministerio de Sanidad calcula que hay un déficit de más de 4.500 en esta especialidad. A esto se suma un aumento de la asistencia sanitaria desde la pandemia ―las consultas en Atención Primaria han crecido un 9%― que tiene a los centros de salud más saturados que nunca. Algunas comunidades autónomas empezaron a mover ficha hace un par de años, tratando de incentivar que los residentes se quedaran, mejorando condiciones y salarios. El último movimiento lo ha hecho Cantabria, subiendo el sueldo de los especialistas que terminan el MIR hasta los 61.000 euros brutos al año, lo que el consejero vasco de salud tachó la semana pasada de “una opa hostil” para quedarse con sus facultativos.Ante la falta de médicos, las autonomías (especialmente las del PP) llevan años quejándose al Gobierno central por la escasez. Desde 2017 el número de plazas de Médicos Internos Residentes (MIR) no para de crecer, pero pasan cuatro años hasta que se incorporan al sistema. La ministra de Sanidad, Mónica García, suele contestarles que ellas son las que contratan y las que tienen que ofrecerles las condiciones para que se queden. Como dijo el expresidente estadounidense Joe Biden a los empresarios que se quejaban de la falta de mano de obra: “Pagadles más”.Pero no es solo el sueldo. Al terminar la residencia, era frecuente que los médicos encadenasen contratos de sustitución precarios: de días, semanas o, como mucho, meses. Es la perspectiva que esperaba a Celia Crespo en Granada. Con 32 años, está a punto de terminar su residencia y, ante ese panorama, tiene claro que se volverá a su tierra, Murcia, pero “no por motivos familiares”, sino por las condiciones: un probable contrato de tres años (el máximo antes de optar a una plaza fija) y un sueldo que, antes de guardias, es casi mil euros al mes superior que el que ofrecen en Andalucía.“Si en otro lado me ofrecieran buena calidad de vida y mejores condiciones, no tendría problema en irme. El sueldo es importante, pero también no tener una agenda saturada. Cuando empiece a trabajar sola [durante el MIR lo hacen con un tutor] veré [si sigue en ese puesto o incluso hace otra especialidad]lo que tengo claro es que salud mental va por delante de este trabajo. Muchos compañeros para poder soportar la sobrecarga, están tomando antidepresivos, benzodiacepinas para dormir. Yo creo que no merece la pena llegar a ese punto”, explica Crespo, que confía en poder optar a uno de los puestos que oferta Murcia cada año.Esta región es una de la que ofrece mejores condiciones en toda España a los recién salidos del MIR: 63.440 euros brutos al año (incluido un extra por cupo de pacientes) y 73.730 en las plazas de difícil cobertura, aunque una portavoz de la Consejería de Salud asegura que la medida, incorporada en 2023, no pretende “fidelizar” a los MIR, “sino que fue una mejora de las condiciones para todos los profesionales”.Lo cierto es que desde ese año, la mayoría de las comunidades ha incorporado incentivos para los médicos, muchos de ellos destinados específicamente a los de familia que terminan la residencia. Es difícil hacer una clasificación de las condiciones: EL PAÍS ha consultado con todas las comunidades autónomas y los datos que aportan (las que lo hacen) no siempre son homologables: algunas incluyen complementos; otras, guardias; las hay que solo facilitan los incentivos, pero no el sueldo bruto sin ellos.En Cataluña, por ejemplo, establecieron varios niveles, en función de la ruralidad y la dificultad de la cobertura, que puede elevar el sueldo bruto hasta los 67.819 euros en los lugares más complicados. En Madrid, Cataluña, Navarra, Euskadi y Galicia, ronda los 55.000. Esta misma semana, el Gobierno vasco ha lanzado una campaña para atraer a los mires. “¿Terminas este año tu residencia y quieres trabajar en Euskadi y buscas un lugar donde crecer profesional y personalmente? Euskadi apuesta por el talento. Tu futuro, en Osakidetza”, reza. Una portavoz del Departamento de Salud explica que no se trata de “subir la apuesta” ni de hacer “una guerra” por el MIR. “Euskadi suele llenar todas sus plazas. Se trata de ser competitivos, de tener unas buenas condiciones, de trabajar en un sistema sanitario referente”, sostiene.Baleares implantó en 2023 un incentivo de hasta 20.000 euros anuales para cubrir zonas con alta demanda. En Extremadura, el año pasado se incluyeron complementos que alcanzan los 750 euros mensuales, además de contratos de tres años y pagos por desplazamientos, entre otros incentivos. Asturias, además de un sueldo que roza los 60.000 euros, tiene una oficina de atracción de profesionales para “estar en contacto con los médicos en formación o con especialistas con plaza en otras comunidades”, explica su consejería. “Unos cuantos han decidido venir a trabajar a Asturias. El año pasado retuvimos al 90% de los que se formaron en Asturias en alguna de las especialidades en las que tenemos carencias de profesionales”, continúa.En Navarra, más allá del sueldo inicial, apuestan por el largo plazo. Nacho Iriarte, director de personal del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, explica que conforme se avanza en la carrera profesional, sus sueldos se convierten en los mejores de España. La media que perciben los facultativos en esta comunidad es de 92.000 euros brutos anuales, pero para llegar ahí hay que sumar trienios, guardias, productividades… Como en toda media, hay muchos que están por abajo y otros por encima. “Algunos profesionales cobran más de 200.000 euros brutos anuales, trabajando muchísimo, eso sí”, justifica.La asistencia continuada es una de las claves para llegar a las cifras finales de los sueldos de los médicos. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, los mires que se incorporan tras las residencias cobran una media de 80.000 euros brutos anuales, pero esto incluye las guardias, que son al menos tres mensuales. Suponen alrededor de unos 20.000 euros anuales.La relación de los médicos con las guardias a menudo es de amor odio: pueden suponer un porcentaje muy importante de sus emolumentos, pero las califican de “abusivas” y muy mal pagadas. Sheila Justo, secretaria Técnica de Jóvenes y MIR Estatal de la Confederación Española de Sindicatos Médicos, explica que puede parecer mucho dinero cuando lo sumas, pero que, cuando se analiza por horas, se pagan “a precio de saldo”. “Estamos operando aneurismas a las cuatro de la mañana por 24 euros la hora”.Justo incide sobre todo en las condiciones que van más allá del salario, que “puede parecer bueno”, pero llega tras 12 años de formación y echando muchísimo tiempo. A menudo, con jornadas extraordinarias por la tarde, una de las formas a las que han echado mano las comunidades para paliar la crisis en la Atención Primaria, que tiene al 70% de los pacientes esperando más de un día para ser atendido, casi 24 puntos más que antes de la pandemia, según los Informes anuales del Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad.Es una realidad que, más allá de los salarios, está echando a muchos jóvenes de la Medicina de Familia. “La vocación se te va con siete consultas seguidas de 70 pacientes”, dice Justo. Cuando hacen el MIR y ven este panorama, muchos optan por irse a los servicios de urgencias, generalmente mejor pagados (a base, también, de guardias) o incluso migrar al extranjero. Otros países europeos, además de un sueldo más atractivo, ofrecen consultorios más reposados, donde se puede ejercer una medicina de más calidad. Desde 2019, más de 2.000 médicos se han ido al extranjero a ejercer, según la Organización Médica Colegial.Movimientos entre comunidadesNo existen datos oficiales para saber los movimientos entre las comunidades autónomas. Pero es algo que, ante esta competición de condiciones, muchos sopesan. Teresa del Val Martínez, de 30 años, está terminando su tercer año de residencia en Logroño, su ciudad. A algo más de un año de terminarla, ya valora marcharse a otros lugares con mejores condiciones que su comunidad. La Rioja, según su consejería, ofrece entre 57.000 y 63.000 euros brutos anuales, en función de la dispersión, pero Del Val explica que a menudo ofrecen cubrir bajas “que no sabes cuánto van a durar” o “urgencias y ambulancias”.Teresa del Val Martínez está terminando su tercer año de residencia de Medicina de Familia en Logroño. Imagen cedida por ella.Ella, está dispuesta a irse a otras con más estabilidad y buen sueldo que no queden muy lejos de casa. “En Cantabria ahora han subido bastante. Si tuviera 50 años y tres hijos no me lo plantearía, pero no me ata nada más que un perro, no me parece una idea descabellada”.Los traslados no solo se ciñen a Medicina de Familia. Comunidades de la España vaciada, como Castilla y León, han puesto en marcha programas para atraer médicos: además de sueldo les facilitan la conciliación, algunos hospitales tratan de colocar a matrimonios en pack, existen ayudas económicas para estudiar másteres. María Polo terminó el año pasado el MIR de alergología en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y no se lo pensó cuando le ofrecieron una plaza en Segovia: “Está a poco más de una hora de Madrid, donde vivo, y me facilitan los horarios, doblar jornadas para no tener que ir todos los días. Aquí [en la capital] en mi especialidad no hay mucho hueco”. Les sucede como a los médicos de familia hace unos años (u hoy, en algunas comunidades): solo le ofrecían contratos de semanas, meses a lo sumo. La oferta y demanda se impone. Para equilibrarlo con el tiempo, Sanidad ha ido aumentando las plazas de MIR de esta especialidad, que este año son 2.508 de las 9.007 ofertadas. Durante este mes de mayo, los que han aprobado el último examen están eligiendo plazas. Aunque Familia no es de las menos demandadas, la enorme oferta ha hecho que en los últimos años se queden decenas de vacantes sin cubrir

Salarios, guardias y complementos: los incentivos de las comunidades para conquistar a los médicos que terminan la residencia | Sociedad
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