La velocidad del contagio es tan alta que casi se pierde la cuenta de los nuevos focos de gripe aviar que se detectan en Sevilla. Este mismo viernes, el Ministerio de Agricultura ha confirmado un brote en el Parque de Miraflores, que se suma al constatado el jueves en los Jardines del Alcázar y que con el reconocido la semana pasada en el del Tamarguillo hacen un total de tres. A estos hay que añadirles los otros dos localizados en sendos municipios de esta provincia: La Puebla del Río -del que se informó este jueves- y Aznalcázar, en el entorno del espacio natural de Doñana. Mientras el virus se expande, los ecologistas critican la lentitud por parte de la Junta de Andalucía a la hora de desarrollar un protocolo para actuar en los términos municipales y cuestionan su cumplimiento por parte del Ayuntamiento de Sevilla.“Desde la primavera se sabía que había problemas en granjas de Badajoz y Portugal, pero han tenido que morir un centenar de aves en Sevilla para que la Junta active un protocolo para los parques urbanos y periurbanos, eso no son medidas preventivas, son de urgencia y se llama improvisación”, censura Jesús Díaz, portavoz de Ecologistas en Acción. La ONG ha recordado en un comunicado publicado este mismo viernes que existen manuales, planes y guías de vigilancia y alerta contra la influenza aviar elaborados por el Gobierno y que “no se han tomado, ni se están realizando adecuadamente”. “Esto no es una situación sobrevenida”, recalca Díaz.En todo Andalucía hay nueve brotes de gripe aviar, según ha informado este viernes la consejera de Medio Ambiente, Catalina García, tres en parques urbanos, tres en aves silvestres, dos granjas agrícolas y otra en una granja de otro tipo. Hoy mismo, el Ayuntamiento ha informado de la aparición de dos gansos muertos en otro parque de Sevilla, el de los Príncipes. A diferencia del de María Luisa, el principal pulmón verde de la ciudad y que cada año visitan más de tres millones de personas, que fue cerrado este jueves preventivamente, tras hallar cinco patos sin vida, en este último caso, el consistorio no ha adoptado la misma decisión porque no cumple con los criterios del protocolo que presentó el Gobierno andaluz este miércoles y que exige que aparezcan tres aves muertas en menos de 24 horas. El consistorio ha informado de la reapertura de los Jardines del Alcázar, acotando la zona en la que hay una mayor concentración de aves, y del Parque de María Luisa, tras adoptar las medidas del protocolo, este mismo viernes.Ese protocolo obliga también a vigilar los parques urbanos y periurbanos al menos dos veces al día, a retirar las aves muertas y las que aparezcan con signos de enfermedad, y a realizar tareas de limpieza y desinfección, además de alertar a la población con carteles e indicaciones. Ecologistas en Acción cuestiona que las medidas de protección “se hagan recaer únicamente en la ciudadanía que visita los parques” y reclama que los técnicos atiendan a las especies sanas, y “evitar el contacto entre aves y otros animales para frenar la propagación en los lugares donde aún no ha aparecido la enfermedad”. Díaz advierte contra el hacinamiento en determinadas zonas verdes periurbanas, como el parque del Tarmarguillo, el primer foco de gripe aviar detectado en la capital andaluza, que favorecen la propagación del virus e insiste en que no se puede presentar el problema como “una epidemia incontrolable”. En julio, recuerda, ya aparecieron patos muertos en el Parque de María Luisa, pero entonces había un festival de música por el que pasaron 220.000 personas. “Esto ya se veía venir”, sostiene e incide en la importancia de la gestión y de “la ausencia de programas de prevención y vigilancia para velar por el buen estado de salud de las zonas verdes urbanas”, para poner como contrapunto el ejemplo de otros parques de Sevilla, como el del Alamillo, donde no se ha detectado ningún caso de ave enferma o sin vida. Ecologistas en Acción advierte también de la presencia de aves muertas en la dársena del Guadalquivir. “El lunes alertamos de la existencia de un ganso muerto a la altura del Parque de San Jerónimo y el Alamillo, y tres días después seguía flotando allí”, indica Díaz como ejemplo de la falta de respuesta por parte del Ayuntamiento.Desde el Ayuntamiento defienden la actuación en toda esta crisis desde que aparecieron los primeros gansos muertos en el Parque del Tamarguillo a finales de agosto. “Entonces no había ningún protocolo aprobado por la Junta, pero los técnicos actuaron siempre siguiendo las recomendaciones y las indicaciones de las consejerías”, indica un portavoz municipal, que recuerda que se cerró el recinto, se retiró los cadáveres, se enviaron muestras a los laboratorios del Ministerio de Agricultura y se hicieron análisis del agua de la laguna. “Se ha actuado con diligencia y transparencia”, incide.Díaz considera que los protocolos circunscritos a los parques urbanos y periurbanos, como el que aprobó esta misma semana la Junta, no van a ser efectivos para mitigar un virus que se está expandiendo por toda la provincia y que podría extenderse a lo largo del Guadalquivir, a la espera de los resultados de la veintena de aves muertas encontradas el jueves en sus orillas a la altura de Córdoba. La Consejería de Salud considera que no es necesario redactar un protocolo de ámbito provincial o regional porque para el caso de que el virus se detecte en granjas agrícolas se aplican las medidas del Ministerio de Agricultura y si apareciera en aves silvestres se aplica el que la Consejeria De Medio Ambiente ya ha activado para Doñana. “En los países de Europa Central, donde han sufrido la influenza, se hace una búsqueda exhaustiva de aves enfermas y se controlan las aves individuales o las colonias que residen en los humedales. Es complicado, pero hay que adoptar medidas, no se puede actuar a posteriori. Estamos hablando de la biodiversidad”, indica. Mientras tanto, la Junta ha descartado que la muerte de las aves del Parque Huelín de Málaga sea debida a un brote de gripe aviar. Su fallecimiento ha sido provocado por el virus de la Enfermedad de Newcastle, que ya había afectado a ejemplares de ese mismo parque en otras ocasiones y cuyo riesgo de transmisión en humanos es mínimo.

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