La inspiración no viene sola, por mucho que lo digan las musas. Hay que ir a buscarla, rodearse de ella. Y Sofía Reyes (Monterrey, 29 años) ha sabido bien dónde hallarla. Su estudio se encara sobre las colinas de Hollywood, en la célebre Mulholland Drive, esa estrecha carretera retratada por David Lynch y que serpentea por los cerros de Los Ángeles entre sobrecogedores paisajes. En una casa estilo años setenta, con un buzón floreado, nada delata que estas son las oficinas y el estudio de composición y grabación de Reyes, una de las artistas más conocidas de México y con una trayectoria internacional que se extiende desde hace más de una década. Y en esa casa blanca de grandes ventanales, como si se tratara de la visita de un amigo, recibe la artista, mostrando sus muebles favoritos, ofreciendo café y presumiendo de sus plantas. “Aunque esta necesitaba agua ayer”, lamenta, arrancando unas hojas secas.Aún no ha cumplido los 30 años, pero ha vivido un par de vidas y ha tomado decisiones duras que la han puesto en el camino que tanto deseaba. Siendo aún menor de edad, con solo 17 años, decidió dejar atrás México y marcharse a vivir a Estados Unidos, sin sus padres, solo acompañada de sus managers, Charlie Guerrero y Paloma Hecht, un matrimonio de veintipocos años que se lanzó a la aventura con las mismas ganas y los mismos miedos que ella. Doce años después, allí siguen los tres, en buena compañía, y con Reyes convertida en una estrella con más de seis millones de oyentes mensuales en Spotify y 2,5 millones de seguidores en Instagram.Más informaciónFue niña prodigio y actriz infantil formada por sus padres en casa, pianista, compositora, baladista, reina de las colaboraciones (en su haber están David Guetta, Diane Warren, Becky G, Danna Paola, Beret, María Becerra, Los Ángeles Azules…), intérprete de enormes hits (como 1, 2, 3 con Jason Derulo, que acumula más de 700 millones de reproducciones; o R.I.P., con Rita Ora y Anitta, con 230 millones). Y, ahora, sigue en plena evolución. Acaba de lanzar Guaro con Ron, un sencillo que canta y ha compuesto con el DJ noruego Alan Walker, y que es la primera pata de su cuarto e inminente disco, “al 95%”, que está a punto de anunciar. Imparable, tiene otro en la recámara, más pausado, de baladas.Junto a Charlie y Paloma (sentada frente a ella en la entrevista), Reyes escogió Los Ángeles, y desde entonces es su hogar. Reconoce que no fue una decisión fácil para ellos, para ella o para sus padres. “Sentí que la vida me estaba mandando para acá. Siento que no puse mucha resistencia”, ríe ahora, pero recuerda: “A mis papás obviamente les pareció difícil, pero confiaron 100%”. Para la regiomontana, la costa californiana fue un destino casi natural. “Es una ciudad de mucho arte, de mucha inspiración. Me acuerdo de que, al poco de mudarnos aquí, me iba sola a un cafecito, y siempre había alguien tocando, siempre había mucha música, mucho arte. Y nos vinimos con eso, con ganas de trabajar con gente de acá”.Pero los inicios nunca son fáciles, tampoco para una estrella asentada en México que tiene que hacerse un nombre en un lugar con 18 millones de habitantes. “Siempre he sido muy introvertida y, al venir aquí, no creas que hice todos los amigos del mundo. Me costaba muchísimo. Me daba pena tener acento. Entonces mejor no hablaba. Ese proceso de hacer amigos y sentirme en casa me tomó unos seis años”, reconoce. Fue perdiendo la vergüenza, pero no el acento. “Ahorita ya han pasado los años y amo mi acento, de hecho se ha marcado más. Y entre más, mejor. Que me preguntan: ‘¿De dónde eres?‘. Yo: ‘De México’, ¿sabes?”, afirma orgullosa, reconociendo que nunca se ha sentido despreciada por sus orígenes en una ciudad que, para ella, abraza a todas las culturas.La cantante Sofía Reyes, que está a punto de lanzar su cuarto disco, en una imagen promocional cedida por ella.GaraEsa nueva etapa de su vida hizo que algo se quedara por el camino. Sus amigos eran una década mayores que ella, apenas fue a fiestas de quinceañera, a bodas. “Siento que muchas partes de mi adolescencia me las salté”, reflexiona. “Muchos eventos típicos, sociales, de la edad… me tocó no vivirlos tanto”. Ahora ha encontrado su sitio, con una mayoría de amigos que, de manera muy sana, no forman parte de la industria de la música. “Tengo un grupo de amigos, casi todos mexicanos. Poco hablo inglés…”, ríe. “Mis amigas me dicen: ‘No entiendo cómo entras a un estudio y no hay nada, y de repente sales con una canción, ¿me puedes invitar? Quiero ver ese proceso porque no lo entiendo’. Otra me dice: ‘Yo hago no sé qué de códigos’, y yo de eso no entiendo nada”, se sincera.Y ¿cómo siente ser una latina en Estados Unidos? “La verdad, con mucho orgullo. Es una pregunta interesante porque en verdad casi todos mis amigos son latinos, entonces estoy muy abrazada de puro latino aquí. También creo que Los Ángeles es un lugar con gente de todas partes del mundo y se abraza mucho eso, entonces siento que vivo un poco en una burbuja”, reconoce. Eso no quita que tenga el mismo miedo que tantos otros millones de latinos y de inmigrantes en EE UU, con deportaciones y expulsiones a la orden del día. “Siento que estoy en alarma, estoy como así”, explica, abriendo mucho los ojos y mirando a todas partes. “Ya le dije a mi equipo que en el peor de los casos me voy a Ciudad de México o, cuidado, a Madrid, uno nunca sabe”, advierte bromeando, tras resaltar un par de veces su pasión por España, que la acogió desde el primer momento. “Me voy a Ciudad de México”, retoma, ya más seria. “Estoy como sintiendo cómo están las cosas. Pero sí, lo platicamos. Tratamos de vivir nuestro día a día y estar todos apoyados, pero si empieza a dejar de sentirse como una casa segura, me voy para otro lugar, definitivamente. Con el alma rota, porque Los Ángeles me ha dado muchísimo”, reconoce. No es su plan, pero nunca se sabe: “Estamos con los ojos abiertos”.Sofía Reyes en una imagen promocional cedida por ella. “Ya le dije a mi equipo que en el peor de los casos me voy a Ciudad de México o, cuidado, a Madrid, uno nunca sabe”, advierte bromeando sobre las nuevas políticas migratorias en Estados Unidos. GaraMientras tanto, va avanzando en su vida personal y profesional, acercándose a los 30, ante los que ha vivido una cierta crisis. Ha notado que definitivamente llega la edad adulta, y el año pasado “fue duro”, cuenta, de pérdidas y duelos. Aun así, los afronta con una mirada positiva: “Esos duelos me han preparado para la vida. Lo veo como regalos”, reconoce, pero claro, después de pasarlos. “Duelo de cortar con tu novio [los medios la relacionaban con el cantante puertorriqueño Pedro Capó]de que de repente relaciones más cercanas, amistades, ya no están. Esos duelos son fuertes. El duelo de que antes vivía con una amiga y ahora me mudé a una casa nueva. Tus abuelos ya están mayores. Cosas así”, dice. Cosas así, las de una chica que ha tenido que crecer muy rápido. “Ahorita estoy más tranquila, pero sí, vengo de un torbellino”.En la gestión de ese caos —los viajes, tener a la familia lejos, la búsqueda de un círculo estable, una profesión expuesta, el paso público a la edad adulta—, la salud mental está en juego. Para ella es “prioridad número uno”. Ha hecho “miles de cursos” y tiene una psicóloga desde hace una década a la que recurre con frecuencia. Conoce, por ejemplo, el caso de Aitana, que ha hablado abiertamente de pasar por depresión y ansiedad; quiere ver su documental. Está ahí la presión de ser una joven estrella seguida por miles de niñas cuya vida, físico, ideas y música varía. “Creo que todos estamos en este camino de buscar ser lo más auténticos”, reflexiona. “Muchas veces, cuando estás en el ojo del público o llevas tantos años, desde muy chiquito, hay muchos cambios. Eso a veces toma tiempo y puede haber ciertas presiones. Y estamos todo el tiempo con hacer, hacer, producir, producir. ¿Dónde está este espacio de parar y decir cómo me siento?”. Sabe que, como con las amistades, el público también varía. “En el camino hay gente que te va a acompañar y a lo mejor gente que ya no va a conectar con tu música, pero también va a llegar nueva. Uno tiene que aceptar eso y soltarlo”.Sofía Reyes y Alan Walker en un concierto que dieron el pasado mes de febrero, en una foto cedida por la cantante.La presión también está ahí con los grandes éxitos. Cuenta Reyes que, por ejemplo, cuando en 2018 explotó su 1, 2, 3 fue demasiado: “No entendía lo que estaba viviendo. Al mismo tiempo estaba pasando un miedo muy grande porque no sabía cuál iba a ser la siguiente canción y había una presión muy grande: ‘¡Pero tiene que ser ahora mucho más grande que 1, 2, 3!’ o ‘Tienes que probar que se viene algo mejor”. Tenía apenas 22 años y se vio perdida. Pasó año y medio sin encontrar un tema, escribiendo mucho y sintiendo que nada era válido. “Para mí fue un momento muy difícil donde dije: ‘¿Para qué estoy escribiendo todas estas canciones y las estoy dejando en un cajón?‘. No me gustó”. Eso también se gestiona y se supera, ha ido perdiendo el miedo a que una canción no conecte tanto: “Porque dices: ‘No pasa nada, siguiente”.Por eso, ahora escribe, básicamente, lo que le apetece. En general en español, a veces en inglés. Baladas, que le encantan, pero también música de baile y urbana, cuyas letras cuida mucho. Le inspira salir, la ciudad, “los planes inesperados, viajes aquí, viajes allá, eventos, conocer gente”. “Me inspira la gente con la que salgo y conecto. Y la verdad que me ha inspirado muchísimo en toda mi carrera el terminar relaciones. Es fuerte, pero lo pongo en mis canciones”. ¿Es inspirador sufrir, que te rompan el corazón? “Sí, a la gente le gusta escuchar eso”, ríe. “Es fuerte, pero sí”.

Sofía Reyes, la cantante que vive la crisis de los 30 como un regalo: “Los duelos me han preparado para la vida” | Gente
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